viernes, 25 de febrero de 2011

Complicidades

Somos tres cómplices: Patricia Morante, Gustavo D´Orazio y yo. Cada uno va proponiendo una palabra o frase, por turno, para desencadenar la escritura en los tres y jugar el juego de la creación. Ya vamos por la segunda vuelta. Pero en este juego se puede empezar en cualquier momento. ¿Quién puede jugar? Todos. ¿Cómo se juega? Se acepta la frase propuesta y se libera el corazón, los recuerdos, los deseos, los sentidos para que la palabra fluya. ¿Dónde? Por ahora en nuestros blogs. Pero ¿qué tal si esto crece y creamos un blog específico? La idea es tentadora, ¿no?
Somos tres cómplices. Pero queremos ser muchos más. ¿Quién se anota?

Triunfo del poeta

Ella se dejó caer en la hondura de su soledad y la defendió con una muralla de silencio. Él prefirió esgrimir la única herramienta con que contaba: la poesía. Llenó cuadernos y cuadernos con poemas de amor. Con el tiempo, poco a poco, las palabras fueron abriendo, aquí y allá, pequeñas brechas en el muro, hasta que un día, debilitado, se derrumbó. Habían pasado muchos años. Ellos ya tenían el cabello gris. Pero tuvieron tiempo todavía de mirarse cara a cara, de reconocer cada uno con la palma de su mano el rostro del otro y empezar a caminar, juntos, sobre los restos filosos del silencio.

domingo, 20 de febrero de 2011

Fue la lluvia



Fue la lluvia bautismo en santidad, santidad de la palabra, dicha, entregada, regalada, compartida, saboreada, amasada en el ir y venir de los sentimientos, acunada en el latir de los corazones, lanzada a su destino de luz y de encuentros. Fue el viernes a la noche, en el cálido refugio de La salita. Allí estuvimos Miguel Mroue, Patricia Morante y yo. Y, por supuesto, los invitados de honor, Cristian Fraga y Jhohan Castellanos, los colombianos de guardia, miembros de Santa Palabra, maravillosos narradores, hermosos amigos, excelentes escritores, generosos visitantes. ¡Viva Colombia, que nos regala tanta belleza! En palabras y en personas. ¡Viva la palabra que nos reúne con amigos, que nos calienta el alma!
Gracias a todos los que, sin miedo a naufragar, enfrentaron las bocacalles inundadas y se dejaron llevar en ese viaje inolvidable a lomos de los cuentos.

martes, 15 de febrero de 2011

Solo un pie

Solo un pie sobre la noche
y ese largo deseo
de hundirse en sus espumas
sin ojos ni recuerdos
caída libre hasta el fondo de los sueños

solo un pie sobre la noche
y lo demás
combatir con la nostalgia
de cielos entrevistos
de tierra de lluvias de fuegos
y sentir tan hondo
ese cansancio de andar.

viernes, 11 de febrero de 2011

Segundo cielo



Fuga

-¡Cielos!- exclama el joven empresario (musculoso, bronceado, ambo impecable, pelo rubio perfectamente cortado) al salir del edificio de vidrio y acero mientras escucha en su celular de última generación que las acciones de su compañía han bajado un quince por ciento.
Un tanto preocupado, sube a su Nissan alta gama y sale en busca de su chica, que ha ido de compras a la Quinta Avenida. Ella (taco aguja, tailleure crudo, camisa de seda uva) es alta, delgada, joven, bronceada y, por supuesto, rubia. La chica sube al auto y deposita sus bolsas de papel madera (catorce) en el asiento trasero. Pocos minutos después se detienen ante un edificio antiguo, en el corazón de la city. El joven empresario desciende y ella aprovecha para sacar su pupa y retocarse el maquillaje. Con énfasis, con gula, vuelve a pintarse los labios. Al ratito reaparece él con un maletín de cuero negro. Vuelve a subir al auto y mira a la chica con una sonrisa cómplice. Su colmillo brilla en el aire de la tarde. Rápidamente ponen rumbo a la autopista. Una vez allí, acelerador a fondo y, mientras la cámara retrocede para mostrar una vista panorámica, ante el estupor de director y asistente, arrojan las chaquetas por las ventanillas y desaparecen para siempre, lejos, muy lejos, de los cielos de Nueva York.

Primer cielo


Algo

Hay algo en esos cielos en oleaje
que provoca mareas
en la sangre
una especie de amor
un desconcierto
brutal derrumbe de certezas
ante ese punto azul
esa nada
que navega entre gigantes.

lunes, 7 de febrero de 2011

Sobre La gota que horada los sueños - VI

Extraído del prólogo de Gustavo D´Orazio:

Ana María nomina acontecimientos secretos (internos, sumergidos) de modo sereno; es menos tempestiva que otras miradas contemporáneas. Ausculta el mismo mundo con arte maestro, meditado y personal.
El agua y los sueños fluyen como música de una partitura concluyente. Son habilidosos puntos en un encaje sobrio, pudoroso.

Sobre La gota que horada los sueños - V

Hermoso su libro, Ana María! Poesía depurada, profunda, conmovedora. Señalé algunos poemas que me llegaron de forma inexplicable, de sentimientos cercanos: Decidirse al fin... Todo sucederá...Escrito sobre tus huesos... Era íntima la forma...Hasta entonces...
Sueños, realidades, silencios y voces que perduran.
Un saludo cariñoso en el despertar de las palabras!
ALBERTO LUIS PONZO

Sobre La gota que horada los sueños - IV

¡Hola, querida Ana! Recién puedo escribirte con tranquilidad, para comentarte algunas de las tantas "impresiones" que tu poesía me dejó grabada.
Lo irónico es que leí todo el libro apenas llegué a casa, por la ansiedad y motivación que traía al haber escuchado a los presentadores y la inevitable atracción que en mí ejerce la poesía. Y me dormí "inundada" por ellla.
Por lógica, después lo fui releyendo con las pausas necesarias y cada "mirada" a tus "sueños" me iban motivando más.
En primer lugar, inevitablemente la "gota" te horadó hasta llegar al fondo de tu alma. Ahora con más énfasis te digo que sigas mencionándola, porque es lo mismo que querer atajar el viento.
Bien lo definís en uno de tus poemas: "Viento blanco soplando sobre la tierra herida... incendiando el horizonte..." "¿Cuánto de alma se atraviesa de pena en ese bautismo de hielo?"
Y a medida que nos introducimos en ese camino de "la gota que horada los sueños", nos vamos salpicando hasta llegar a empaparnos con "...aguas que lustran...", "...que siempre condrcen a la eternidad del agua..." "...debajo del rocío..." "...húmedo de amor..." "..."salpicadura apenas..." "...el agua cruje..." "...el alma cruje..." hasta estallar: "...El agua se quiebra en pedazos de alma..." "...Marea el agua oleaje persistente..." "...estalla el agua en pequeños universos..."
Agua y Alma en una mimesis inevitable. Tu alma toda se descubre en tu poesía., Ana.¿Cómo vas a dejar de mencionarla, si aflora en todos los poemas?
Nos proponés el recorrido: "...caminar...dormir...amar al fin...y respirar la desnudez del aire..."
Y no sigo porque te abrumaría, y no es la intención. Sólo me queda agradecerte el haberme hecho partícipe de ese "oasis poético" tan humano, en medio del brumoso desierto de situaciones tan inhumanas como las que vivimos cotidianamente. Me pregunto: ¿Qué sería del mundo sin los poetas y su palabra de luz?


Myrina

Sobre La gota que horada los sueños - III

Y ahora con las mías algo que empecé a escribirte hace mucho y ahora redondeé un poco más:

Ana


Vas por el equilibrio
y te deslizas
en deberes y afectos,
trazando la armonía
en la sonrisa,
en la gracia y calor
con que vas entregando
el pan
la luz
la tiza
el oído atento.

Y de pronto tus versos
estallan como olas
en universos minúsculos,
en colores,
en formas,
se expanden y se quiebran,
recorren dimensiones,
se quiebran en fragmentos
destellando,
se dividen en ecos.

Mientras cruzan el aire
Y llegan a los otros
Van y vienen sentidos
Que te buscan y nombran.

Es cuando te completas
Y de nuevo te entregas.



Angélica

Sobre La gota que horada los sueños - II

Con tus palabras, lo que me produjo tu libro:

Trémula de esperas
sobre cientos de proyectos imposibles
atravesada
por inútiles ensueños
demorada
ese agobio de ser
somo si nada.
Y sin embargo
entre las manos
tal vez ese amor que se asomaba
la poesía gime
su inocencia de palabras
atraviesa las impávidas arenas
entibia sangres
estalla el agua
en pequeños universos
voz otra y distinta.
Allí me reconozco
nuestras almas fosforecen
sobre la palma de la mano
¿cuánto de alma se atraviesa de pena?
sólo podemos contemplarnos apenas
-latidos del tiempo-
y medir
a puro corazón
las distancias y los días.


Angélica

Sobre La gota que horada los sueños - I

Gracias a estos días de descanso, de ritmo más lento, encontré comentarios y otras yerbas que provocó mi libro y me pareció buena idea compartirlos. Este es el primero:

Ana: Queridísima, no te contesté en seguida qué me había parecido el libro porque necesité masticarlo despacito.
Si bien había algunos poemas que conocía porque me habías dado a leer hace tiempo la versión de "La gota...", encontré otros nuevos. Creo que en este libro encontraste tu propia voz. No es que los dos primeros no sean tuyos y originales, pero en éste hay una marca, un estilo muy propio, que cultiva lo fragmentario en forma muy sugestiva, hasta en la diagramación. ¡Me encantó! Y escucharte decir parte de lo escrito lo hizo aún más lleno de connotaciones. No quería que terminara el CD, me resultó corto, pero está bien dejar con ganas al lector, así uno puede zambullirse en el texto muchas veces.
Se nota una mayor madurez expresiva.
Un gran abrazo y hasta el próximo cafecito.
Angélica

viernes, 4 de febrero de 2011

Primera noche

Hay una noche
primera noche
en que el sonido del mundo
se hace música
y celebran los sentidos
la íntima fiesta del asombro.

Pero hay una noche
primera noche
en que el silencio del mundo
se nos hace infinito
y somos otra vez
figura libre de contornos
aire desbordado
impreso apenas
en el aire.

jueves, 3 de febrero de 2011

Cuentos profanos, santas palabras


Ahora sí, la invitación formal, con todos los datos. Y el deseo de encontrarnos todos en el universo mágico de los cuentos.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Cuentos profanos, palabras santas, a 16 días


¿Reservaron el día? ¿Anotaron todo? ¿Invitaron a amigos, parientes y vecinos? Estén alertas, que pronto, pronto llegarán más datos.

martes, 1 de febrero de 2011

Cuentos profanos, santas palabras, a 17 días


Recapitulando: es el viernes 18 de febrero a las 19,30 hs. Es en La Salita de Castelar, Almafuerte 2642, Castelar Sur. Somos: ellos, los colombianos, y nosotros, los argentinos. ¿Los nombres? Tiempo al tiempo . . .

Ruidos

El cuento Solo, de Gustavo D´Orazio, me resultó muy interesante no solo por la calidad del texto sino porque además el autor nos revela el proceso de escritura. Se me ocurrió partir de la misma imagen y ver hacia dónde me llevaba. Les propongo realizar el ejercicio y compartir los resultados. Pueden sorprendernos. En mi caso salió esto:

Me despierto sobresaltada. Ruidos en la planta baja. Me levanto de un salto. Sigilosamente bajo la escalera. Al llegar al primer escalón me detengo y me concentro en escuchar. Nada. Sin embargo, parece que alguien respirara muy cerca de mí. Siento como si la casa toda se agitara levemente en una respiración apenas perceptible. Si hay un ladrón quiero sorprenderlo: enciendo repentinamente las luces. Nadie. ¿Demasiada imaginación? Dicen que no es bueno ver películas de suspenso antes de dormir. Ya que estoy levantada, decido tomar un vaso de leche tibia para relajarme. Voy a la cocina. Y entonces sí: sentado frente a un extremo de la mesa está él, fumando, las piernas cruzadas, el pelo lacio peinado hacia atrás y ese hermoso mechón cayendo sobre su frente.
Creo que mi voz suena a ternura cuando pregunta:
-¿Viniste otra vez, papá?
-Sí, vos y yo tenemos que hablar-me dice.-Vení, sentate aquí conmigo.
Me acerco. Con miedo, temblando, retiro la silla. Mientras me siento, la casi certeza de lo que va a pasar me hace apretar fuerte los párpados. Cuando los abro, el humo, el cigarrillo, el mechón, todo, se ha desvanecido y vuelvo a ver una vez más la silla vacía.